La vida en Cubla en el siglo XX

Acaba de comenzar el siglo XX, no ha llegado al pueblo ni el agua, ni la luz, no hay carreteras, ni caminos de carros, las calles se llenan de barro cuando llueve, el médico a trece kilómetros de sendero, cocinas a leña...

Queremos hacer un esfuerzo por que no se olvide lo que fue la vida en Cubla a principios del siglo pasado.







sábado, 13 de noviembre de 2010

La casa

Voy a intentar describir cómo era mi casa, que pienso que era como muchas otras en Cubla. Paredes anchas de piedra y adobe (una mezcla de arcilla, arena, agua y paja) soportaban la estructura de la casa. Sobre la puerta un arco de piedra. La puerta era de madera y de gran tamaño, para que pudieran pasar por ella las caballerías. Tras la puerta había una sala grande, que servía de paso a las cuadras y al corral, que quedaban tras una puerta. La cocina estaba a la izquierda, una escalera, enfrente, subía hasta las habitaciones, y otra pequeña puerta que llevaba a una despensa, debajo de la escalera. En la sala había un banco de piedra.
La cocina era pequeña, era la única estancia de la casa que tenía ladrillos de barro en el suelo, el resto de la vivienda tenía el suelo de tierra. En la cocina existía un hogar, con una cadena enganchada de la chimenea y que era donde se colgaba el caldero o la sartén al hacer la comida. Una alacena empotrada en la pared, donde se guardaban los pucheros, calderos y sartenes, y algunos tarros con diversos alimentos: garbanzos, arroz, azúcar…. En otra de las paredes existían unos estantes de obra donde se colocaba la vajilla. Debajo del último estante se colocaban los cántaros de agua. Dos pilas de piedra, una para fregar y otra para aclarar. Una mesa cuadrada y cuatro sillas de madera con asientos de enea. Una pequeña ventana en lo alto de una de las paredes, por donde casi no entraban luz y que serviría, probablemente, para ventilar la cocina por el humo de la chimenea.
Las paredes eran de yeso, y se pintaban con cal blanca, que además de blanquear las paredes, servía para matar todos los insectos y parásitos de ellas. Los techos tenían las vigas de madera a la vista y, entre ellas, unas bovedillas cubiertas con yeso.
En la primera planta existía una habitación para amasar el pan, donde estaban la artesa, cestas y otros utensilios para la elaboración de pan y pastas. Una gran sala con camas distribuidas por ella y una alcoba, que era la habitación del matrimonio. Estas habitaciones estaban encima de las cuadras, para aprovechar el calor que desprendían los animales.
Una puerta separaba un gran granero de la sala. Una ventana, que se utilizaba para subir y bajar hierba (pipirigallo, alfalfe…). La escalera subía una planta más, hasta un segundo granero. Se trataba de un espacio diáfano con el techo abuhardillado y una pequeña ventana, que se utilizaba para ventilar.
El corral se utilizaba, además, como cuarto de baño. Había que ir en cuidado con el gallo, pollos o gallinas cuando hacías tus necesidades, no te fueran a picar. El suelo estaba cubierto de paja. Al terminar, se cogía un puñado de paja y se tapaban los excrementos, más que nada por no pisarlos sin darte cuenta la próxima vez que entraras al corral. La paja, los excrementos de humanos y animales, el agua… iban formando un abono estupendo que luego se utilizaba en los campos.

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